tabaco mariposa
aprendí a fumar con rubén
enrrollando tabaco mariposa en papel
de seda
lo hacíamos de noche
sentados en un escalón de la casilla
mientras a nuestros pies
sus lánguidos perros soñaban
con la sangre dulce de las liebres
en el monte cercano
a veces todo era oscuridad, salvo
su cara
iluminada brevemente por el fuego
como un animal
por los relámpagos
el día que se fue del pueblo
me dejó su radio
y los jabones partidos
que yo usaba pasándomelos
despacio
por el cuerpo
con la última espuma disuelta en el agua
se fue, también, la memoria
y el deseo de él
una cosa fragante
y sutil
como los eucaliptos
cuando los moja la niebla
la creciente
esa noche llegó la creciente y trajo
muebles viejos, mugre
de los canales vecinos
botellas
víboras
se va a llevar todo, dijo
mi madre
y me imaginé los huesitos de enzo
flotando en la corriente, al lado
de los canteros de verdura
me imaginé su ropa última
roída por las polillas y la fiebre
sus uñas crecidas
las hebritas de pelo rubio
entre los alambres del portón
entonces me apuré a encender el sol
de noche en la cocina
a tapar la puerta con las bolsas de arena
esperando que la muerte no pasara
que siguiera el curso del agua
hacia el naciente
donde las tierras son bajas
y crece el aleppo
y la enredadera azul
De Tabaco mariposa (Caballo Negro, 2009)
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